martes, 17 de marzo de 2020

CINCUENTA AÑOS DESPUÉS


Por Manuel Araníbar Luna

“Si me pongo a recordar

Me siento, desde que vine,

Como en la sala de un cine

Viendo mi vida pasar”

(Nicolás Guillén)



Era víspera de año nuevo, 31 de diciembre, y en unas horas íbamos entrar al 2020. Como es ya costumbre en todo el mundo estábamos escogiendo todas las chucherías que se deben desechar a fines de año: ropa gastada o que ya no nos queda por causa de la barriga, documentos, recibos, facturas, artefactos averiados, casetes de audio y video hoy obsoletos. Luego nos pusimos a curiosear periódicos y revistas pasados y, por último, fotos antiguas.

Aquí nos detuvimos. Siempre hay un recuerdo que nos jala la vista. La mayoría de fiestas, partidos de futbol, matrimonios. Repentinamente, ¡epa!, dimos un respingo al visualizar una foto amarillenta que databa de 1970 que nos transportó a los tiempos estudiantiles de cuarenta y nueve años atrás. Era de la fiesta de la segunda promoción del Senati. Recordamos que para fines de noviembre del 2020 se cumplían las bodas de oro de la promoción. Dentro de pocas horas empezaría la cuenta regresiva, 330 días aproximadamente para cumplir las cinco décadas de la clausura.

Cuántos recuerdos se nos agolparon uno a uno: los profesores, los técnicos alemanes, las primeras borracheras en las cantinas caletas de Sol de Oro, Caquetá y en la Unidad Vecinal del Rímac, barrio de Tito Salazar (q.e.p.d), los interminables partidos de fulbito y fútbol en las canchas del SENATI, las broncas dentro y fuera del SENATI (¡y hasta en la fiesta de promoción!). En fin, cientos de gratas vivencias y de las otras, anécdotas, algunas jocosas y muchas otras impublicables. Asimismo, también nos asaltaron los tristes recuerdos de compañeros que fallecieron, y con los cuáles no nunca más podremos compartir un brindis por el reencuentro.


Pero se venían llegar los 50 años de la promoción y no había tiempo para más. Faltaban 360 días, y había que buscar a la mayor cantidad de egresados  cuanto antes para después celebrar. Nos comunicamos con Julio Vilca y Juan Cayas, egresados como dibujantes, Bernardo Martínez de Motores,  con quienes teníamos acceso en las redes sociales. Acordamos organizar una fiesta de reencuentro, pero antes Juan “Tuco” Cayas nos invitó a la celebración de su cumpleaños número 70. Aquella noche nos divertimos de lo lindo en su acogedor hogar, pero no pudimos conversar como se debe porque eran momentos de bailar la música de nuestros tiempos juveniles. Uno no puede compartir recuerdos ni contar anécdotas a gritos mientras está bailando una salsa de Héctor Lavoe a todo volumen. Además se trataba de recordar anécdotas impublicables, de las que sólo debíamos conversar los egresados.

Días después, ya repuestos, pudimos ubicar a varios luego de muchas zambullidas en las redes sociales. Pudimos constatar que algunos como José Luis Pacheco, Eduardo Ricome y Koo vivían radicados en el extranjero desde hacía muchos años. No obstante tuvimos la suerte de encontrar a Santos Sanjinés de Matricería, Freddy Delgado e Ismael Orderique de Motores. Este último nos facilitó el número de Osorio. Bernardo luego nos facilitó el de Pancho López.

Un par de sábados después nos reunimos en un huarique bien caleta, en la trastienda de una bodega de la Avenida Emancipación donde por fin pudimos charlar y compartir recuerdos entre vasos de cerveza, chifles y chizitos para luego rematar una cena reponedora en el chifa. Recordamos anécdotas, nombres y apellidos que habíamos olvidado, compañeros fallecidos, a quienes no volvimos a ver desde finales de 1970 que y nadie sabía qué fue de sus vidas, y otros que radican en el extranjero. Acordamos entonces ubicar a compañeros a quienes no veíamos hacía cinco décadas para organizar una reunión con la mayor cantidad posible de egresados. Tuco Cayas se ofreció a diseñar un logo para la camiseta que usemos.

¿Imposible ubicar a todos, o al menos a casi todos? Tarea ardua pero no imposible. En esa empresa andamos. Lo difícil será ponernos de acuerdo en el color de las camisetas. Desde ya intuyo que algunos van a querer que el color sea blanquiazul, otros querrán la celeste, la rosada o la crema. Por mi parte, y para que no se peleen, propuse la hermosa camiseta de la selección peruana, una que nos mostró Tuco Cayas en el grupo de Whatsapp ¿Se pondrán de acuerdo?


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